La Experiencia del Voluntariado en la Fundación

Cuando entre como voluntaria en la Fundación Ciudadanos del Mundo, tenía claros mis ideales, mis opiniones, mis deseos de ayuda al prójimo.
A medida que avanzaba en mi camino profesional, tenía la oportunidad de conocer gente, muy diferente entre si.
En medio de una charla con amigos y familia, con respecto al trabajo de los voluntarios de la fundación, surgieron varias opiniones, ideas, comentarios, silencios incómodos, comentarios a mi criterio desacertados, pero también fue el comienzo del proceso de comprensión de la discriminación existente en el planeta en si mismo.

La palabra discriminación en si, no encierra maldad, ni odio, ni miradas incipientes, con voces entre labios. El significado de esa palabra es simplemente separar; esto me lleva a pensar ¿Cuál es la necesidad de separar que tenemos los hombres? ¿Porqué nos da tanto miedo ser iguales?.
El hombre es un ser de necesidades, constantemente buscamos satisfacerlas, para eso realizamos infinidad de tareas, pueden ser claramente observables o estar en algún pequeño lugar del inconsciente. Pasamos la vida haciendo de todo por diferenciarnos del resto, el mejor alumno, el promedio más alto, buen compañero, conseguir “ese” puesto de trabajo que todos desean. Casarse con el o la más guapa, el auto de mejor diseño, ropa única. Nos enloquecemos intentando sobresalir.
Mientras el migrante intenta no hacerse notar.
Veo que titila el cursor y me invita a pensar como un reloj de arena que empuja los granos; no encuentro diferencia entre el otro y yo, nacimos de una mujer, tenemos hermanos, amigos, nos ganamos el pan, intentamos ser educados, buena gente.



Tenemos miedos, anhelos, deseos, sueños, ganas de vivir. Ahí abro los ojos queriendo ver más, veo que yo soy Argentina, y el otro no. Veo que tengo posibilidades de trabajar, estudiar, de obtener salud, por el simple hecho de tener en mi billetera un librito verde, que trae mi foto y algunos dígitos. ¡Me enojo, me broto!, vuelvo a preguntar,¿ Qué diferencia hay entre él y yo?
Que yo viajo y pago un solo boleto, así lleve una caja enorme, que cuando hablo suena común y sin ritmo, que no tengo esos ojos llenos de preguntas, esa boca silenciada, esa soledad que inunda cuando bien sabes que te ven y no te ayudan, saber la injusticia infame que se clava en el medio de la vida, la obligación de escuchar esas palabras agresivas, llenas odio; esa ira tan inexplicable con que algunos intentan ofender ; no quiero, ni voy a parecerme a un ser agresivo, enajenado, utilizando sus palabras como armas letales.
Tenemos en común el miedo a la gente que no entiende que uno se va de su País cargando una historia, recuerdos, amores, abrazos.
Qué fácil es hablar sin saber, cuestionar que una persona llega aquí, ver de donde viene, mirarlo de arriba abajo ahorrándole la necesidad de una tomografía computada, hablar, quejarse,¡ que simple es!, lo difícil es atreverse a preguntar ¿qué lo trae por acá?.¡Qué motivo lo invito a abandonar su tierra natal? ¡Serían tanto los sorprendidos si se atreviesen a hacer algo más que juzgar!

¿Por qué se sienten impunes los “dueños de la tierra” porque entre tanta gente que entiende, hay tantos otros que pareciera nuca entenderán?
¿Por qué molesta tanto que vengan migrantes a trabajar, porqué el mito ridículo que nos roban el trabajo? ¡No, nos roban nada! el empleo se lo dan, porque trabajan en condiciones infrahumanas, porque no hacen huelga ni protestan cuando les pagan dos pesos la hora; ¿porqué aceptan esas condiciones? Por gente que en lugar de ayudarlos, los critican, los tildan antes de siquiera haber desembarcado.
Amigos míos que triste realidad saber que hay tanto por hacer, ¡cómo podemos trabajar la subjetividad de un Pueblo entero, invitarlos a descubrir que el alma no tiene otra procedencia que el mismo cielo!
No permitamos que lastimen a otro, no seamos nosotros los que lastimamos.
Uno, se los aseguro, es mucho más feliz cuando comprende que todos sentimos, sufrimos, amamos, lloramos, nacemos y morimos igual. El cuerpo es un paquete, que viene con una dirección en el frente, a la hora de vivir y morir nada importa que tan clara u oscura sea la misma, el papel puede ser de cualquier parte… Porque el destino de todos es el mismo.

Todo somos Ciudadanos del mundo, depende de nosotros que la vida de cada uno sea mejor.

Vanesa Brambilla.

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